sábado, 7 de agosto de 2010

El dibujo infantil

Los niños, como es lógico, dibujan como niños; pero también la mayoría de los adultos dibuja como niños.
El progreso en el dibujo parece detenerse inexplicablemente a una edad temprana. ¿Será que para los adultos todo lo que no sea un realismo perfecto tiende a considerarse como un fallo?
Los niños manejan una desenfadada libertad a la hora de dibujar. Desde los primeros garabatos que mágicamente aparecen sobre el papel o las paredes alrededor del año, al garabato controlado principalmente circular, al primer cabezón representando a una persona. Los chicos disfrutan dibujando, se expresan, transmiten sentimientos, intenciones, se comunican.
Dejemos que disfruten, no los “esquematicemos”, permitamos que jueguen con los colores, con sus perspectivas, las proporciones, tamaño, en definitiva, con su imaginación.
Muchas veces los adultos tomamos como objetivo enseñarles a dibujar y sin darnos cuenta no hacemos más que anular esta creatividad y hacer que todos dibujen la misma casita pintada de la misma manera.
Sí debemos estimular el dibujo, brindarles distintos materiales, soportes y herramientas para que sigan comunicándose a la vez que experimentan, manipulan y aprenden.

Ideas:
Materiales: témperas, acuarelas, tizas (se pueden freír por corto tiempo en una sartén con aceite y quedarán como pasteles), cola vinílica, sombras cosméticas, tintas…
Herramientas: brochas de afeitar, pinceles, hisopos, esponjas, lápices, biromes, marcadores (gruesos antes de los 3 años, finos más adelante)…
Soportes: Papeles de todo tipo (blanco, madera, de diario, celofán, crep, servilletas de papel …) lijas, radiografías, cartones, etc.

lunes, 26 de julio de 2010

¡A vestirse!

      ¿Cuántos problemas pueden presentar los chicos en relación al vestirse?
      Las maestras suelen comentar que, con frecuencia,  los chicos llegan  sin delantal al jardín, porque no quisieron ponérselo en casa y la mamá lo trae en la mano pidiéndole a la maestra que lo haga. ¿Es posible que una madre no logre ponérselo en casa? ¿No es una manera de “auto-desautorisarse"?
      Muchas veces se producen  situaciones difíciles de manejar por la mañana temprano antes de salir para el jardín: “¡No me quiero poner eso!,  Ese pantalón no me gusta!, ¡Esas zapatillas no!" 
      ¿Cómo evitar estas situaciones?
      La independencia y la libertad de elección comienzan a formarse desde muy pequeños, y está muy bien que los niños pongan de manifiesto sus gustos pero, como todo, debe ir de a poco. Poniendo en juego el sentido común,  una buena salida sería determinar juntos la noche anterior  3 opciones (no más) para que elija cuál quiere usar al día siguiente. 
      Los chicos tiene que aprender que hay ropa que se usa para pasear, ropa de abrigo para cuando hace frío, ropa liviana para el calor… Es un buen momento para incentivar también la autonomía en el vestirse: si son capaces de elegir también deben serlo para esto. Aquí hay que tener paciencia, seguramente demoren más vistiéndose ellos y es posible se pongan algo al revés. ¿Qué hacer?  Como docente, recibir un niño con una prenda puesta al revés porque está aprendiendo a vestirse es, seguramente, mucho más gratificante que recibir un niño que no trae puesto el delantal porque la madre no logró convencerlo.
      Un límite claro y oportuno es una gran muestra de amor y responsabilidad.

                                                                        Lic. Victoria Mulhall

viernes, 25 de junio de 2010

Las peleas entre hermanos

Cada uno con una personalidad, edad, e intereses diferentes, conviviendo bajo el mismo techo y compartiendo los mismos padres: Tarea nada fácil, ¿no?

Los seres humanos somos competitivos y esto, en cierta medida, es positivo. Los adultos, en el mejor de los casos, aprendimos a hacerlo de manera socialmente aceptable. Los chicos tienen que aprenderlo, a puntos de vista diferentes hay que encontrar un punto de equilibrio. Esto implica ponerse en el lugar del otro, tarea que, como padres, debemos enseñar y nada mejor que demostrarlo con el ejemplo en nuestro accionar diario.
Es normal que los niños discutan, rivalicen y se peleen. Hay que darles estrategias para que vayan encontrando cada vez mejores maneras de hacerlo y que puedan llegar solos la solución a estas diferencias.
Pautas de convivencia, claras y consensuadas pueden favorecer este aprendizaje.
Cada uno de los hijos lucha por encontrar “su” lugar en la familia, la rivalidad responde a querer ser el preferido, a tener la atención de los padres. Aparecen necesariamente los celos. El egocentrismo, propio de la infancia, les dificulta el compartir (juguetes, espacios, en definitiva el amor de los padres).


Estrategias a tener en cuenta:


• Cada hijo es un ser único y debe ser tratado de manera particular.
• Las comparaciones por ende no son válidas y hacen daño. Resaltar lo positivo de cada uno ayuda a construir su autoestima.
• Cada hijo tiene sus propias necesidades (no hacer lo mismo para todos)
• Enseñarles a discutir, escuchando al otro e intentando resolver los conflictos que se presenten. Enseñar a poner en palabras los sentimientos evitará que los actúen.
• Respetar los gustos y preferencias de cada uno. Dedicarle tiempo exclusivo compartiendo con cada uno actividades diferentes.

viernes, 28 de mayo de 2010

Lenguaje, vehículo del pensamiento

En mis prácticas cotidianas cada vez me encuentro con más niños que hablan de un modo peculiar. Utilizan un lenguaje televisivo, neutro como en los dibujitos animados. Expresiones como: “vete, estoy enfadado”, “quiero más pastel”, cometa en lugar de barrilete, púrpura y no violeta y tantas expresiones más, son frecuentes de escuchar en niños pequeños hoy en día. Si bien este puede ser el síntoma de una patología específica, no lo es en la mayoría los casos.
¿Qué lugar le cabe a la televisión en el contexto familiar? ¿Es posible que ésta tenga más peso que la lengua materna? Tengamos en cuenta que hoy, si uno tiene cable, la oferta de programas infantiles es de 24 hs. y, en su mayoría, se trata de programas de origen extranjero y doblados al español en un estilo que poco tiene que ver con el habla de los argentinos.
En mi época sólo teníamos dibujitos animados dos horas por día y nadie debía “jalarnos” de enfrente del televisor para ir a andar en bicicleta.
Recuperar el diálogo en la familia, momentos de encuentro, lectura de cuentos, juegos de adivinanza, rimas, nanas, es una meta a alcanzar a la vez que limitar las horas frente al televisor y ver el contenido de aquello que les permitimos ver.
El lenguaje se adquiere en un intercambio con el contexto y una de sus funciones es la comunicación. Frente al televisor no hay intercambio posible, el niño adquiere una actitud pasiva, sin ida y vuelta.
La comunicación requiere la comprensión de aquello que me dicen y mi aporte adecuado, supone turnos, ritmos, tonos, contexto.
Es por ello que es tan importante la estimulación lingüística en los primeros años de la infancia.
Recordemos que el lenguaje es el vehículo del pensamiento.


Lic. Victoria Mulhall

lunes, 10 de mayo de 2010

Cuál es la mejor edad para comenzar a leerle a los niños?

Gracias Graciela por tu comentario!!! Además de tu "chochera" de abuela te cuento que los chicos comprenden mucho antes de lo que hablan. Seguramente tu nieta comprende y disfruta no sólo del contenido sino del vínculo, la entonación y el placer que le transmitís en ese momento. Muy pronto te vamos a agregar algunas rimas, te lo prometo!!! Victoria